La existencia es una fragilidad. Esa cualidad finita de la vida es propulsora de las más grandes gestas individuales, que construyen al colectivo. Y es que en el sentido atento de que no nos sobra el tiempo vamos en el movimiento incesante hacia el alcance de la felicidad. Aunque ese concepto es ampliamente discutido es a su vez la abstracción más anhelada. Cuando la narración personal se enfrenta al dolor, el deseo por experimentar el estado feliz se convierte en la máxima, en el principio que nos conduce -en el mejor de los casos- a la movilización. Así, la felicidad y la búsqueda de ella (en todos los modos en que se entienda este término) son activas.
«Quiero hacer con mi vida lo que verdaderamente me hace feliz», me contó Elizabeth Andújar, quien presentó a finales de 2019 su libro Las páginas de mi historia; un relato que pudo desarrollar cuando -tal como expresó- «logré salvar mi vida».
Desde su experiencia vital que ha sobrevivido a la violencia doméstica (este término continúa siendo el más utilizado y es considerado correcto; se reconoce que hay un extenso debate sobre el término más apropiado, por lo que también se incluye el concepto de violencia de género, asimismo validado, entre otros que se unen a esta compleja discusión), Elizabeth decidió que eso la impulsaría no solo a desarrollar sus vocaciones y sus pasiones sino a colaborar con las mujeres acogidas en albergues de protección.

Con herramientas como el neurocoaching, la también diseñadora de interiores apoya a las mujeres en el desarrollo de un plan de acción hacia su bienestar. Esa convivencia la dirigió hacia la escritura que desde el pasado año comparte a través de su libro.
«No es un manual ni una guía; es mi historia como si se la estuviera contando a una amiga», sostuvo Elizabeth y agregó: «(Narro) cómo no vi los micromachismos porque están normalizados y las nociones erróneas del amor romántico». Parte del texto es dedicado a compartir cómo ha logrado sus éxitos personales y profesionales, y cómo se ha transformado en una mujer empoderada.
Ciertamente, para ella, también madre, ejercer la escritura ha sido sanador y le ha dado la oportunidad de «perdonar y perdonarme».
En cuanto a la prevención de la violencia, Elizabeth afirmó que no se está realizando nada verdaderamente firme, desde las acciones del Estado, para trabajar con este asunto urgente ni tampoco existe un plan cónsono a las necesidades reales. Igualmente, conversó acerca de la importancia de manejar este tema de forma adecuada por parte de las personas que atienden a las mujeres que denuncian su situación, incluso desde el lenguaje que se utiliza. «Considero que hay que trabajar en el empoderamiento económico de las mujeres», comentó para puntualizarlo como una de las áreas de oportunidad.

«Creo en momentos de felicidad, no creo que sea un estado permanente», manifestó para añadir: «Yo produzco mis momentos de felicidad como lo son viajar y estudiar lo que me gusta». Elizabeth, que reconoce en sus hijos su más grande proyecto, culminó con una aseveración que resume su manifiesto existencial: «Amo la vida que tengo porque es la que quiero tener».
Las páginas de mi historia está disponible en Libros AC, Librería La Esquinita, La Casita Books, Tazas y Portadas, y en Amazon.
Puedes comunicarte con Elizabeth a laspaginasdemihistoria@gmail.com o síguela en Facebook: Elizabeth Andújar, Autora y Neurocoach.
Imagen de portada: Elizabeth Andújar reconoce en la educación el mejor instrumento para el empoderamiento de las mujeres, que construye a su vez un sólido amor propio. Foto suministrada