Saul Bass: El Artista Que Revolucionó El Cartel Publicitario

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A mediados del siglo XX, Saul Bass, quien se podía jactar de haber tenido de maestro a uno de los grandes pedagogos de la Nueva Bauhaus (György Kepes), soñaba con revolucionar el mundo de la publicidad en su nuevo trabajo como artista gráfico de Warner Brothers.  Sin embargo, en muy poco tiempo, Bass chocó con la cruda realidad del negocio en el que había puesto todas sus esperanzas. El titan de la cinematografía no necesitaba un artista de vanguardia, sino aumentar sus ventas taquilleras, y para lograrlo Bass debía adherirse a las viejas fórmulas de la industria.

Con el transcurrir de los meses, Bass abandonó su optimismo ingenuo y se adaptó a las demandas de su nuevo trabajo. Con impresionante diligencia, el joven artista se convirtió en un estudiante modelo, y sus carteles cada vez satisfacían más a sus jefes, pero se alejaban de su visión personal.  Sus creaciones, que con el pasar del tiempo comenzó a detestar, no eran más que imitaciones trilladas de un estilo que perdía su eficacia para mover al público amante del cine.

Saul Bass

El exceso de creatividad se convirtió en el mayor obstáculo de Bass durante este periodo. El joven artista comenzó a sentir aversión contra su profesión, y la monotonía no tardó en instalarse en su trabajo diario en el despacho de los hermanos Warner.

El tedio, que pudo haber pulverizado la creatividad de Bass, terminó por impulsarlo a tomar la decisión de abandonar Nueva York en busca de nuevas oportunidades. Afortunadamente, el cambio de clima y los nuevos proyectos que surgían en California, le permitieron explorar nuevas ideas en vez de restringir sus dotes artísticos. Las agencias de publicidad de Los Ángeles acogían y alentaban las novedosas propuestas de Bass, quien todavía no alcanzaba en aquellos días el prestigio por el que sería reconocido el resto de su vida.

En la carrera de un artista siempre existe una obra que marca un antes y un después en su producción creativa; una pieza definitoria que abre un mundo de posibilidades que anteriormente permanecían ocultas bajo un velo. Una vez cruza el umbral de lo desconocido, se le hace muy difícil dar vuelta atrás, pues el genio ha transformado para siempre su propia conciencia y la de sus contemporáneos.

La secuencia de eventos que catapultó a Bass a la fama surgió con una propuesta de diseño como cualquier otra. El artista neoyorquino debía crear un afiche publicitario para Champion; un filme protagonizado por Kirk Douglas y Marylin Maxwell, quienes, en la cúspide de su juventud, ejercían una influencia hipnótica sobre su fanaticada. Esta era una nueva oportunidad en la que Bass podría, finalmente, integrar su visión creativa con la mercadotecnia de Hollywood.

Champion narraba la apasionada historia de un boxeador poseído por una ambición de hierro que lo impulsa a hacer lo indecible para alcanzar la gloria en el deporte. Si bien Douglas y su compañera de reparto triunfarían como super estrellas del cine de Hollywood, Saul Bass haría lo mismo en la historia del diseño gráfico. La ilustración de Bass rompió para siempre el viejo esquema y las convenciones que regulaban el diseño de la época, y lo catapultaron a la fama internacional

Utilizando una técnica contraintuitiva hasta entonces, Bass potenció el impacto de su cartel enfocando la mirada del espectador hacia el centro de su composición.  Kirk Douglas y Marilyn Maxwell se convierten en un pequeño logotipo a mediatinta, mientras una explosiva tipografía roja salta a la vista anunciando el nombre de la película. A través de un amplio uso del espacio negativo y la simplificación de sus figuras, los afiches de Bass causaban un gran impacto con un reducido número de elementos.

La década de los cincuenta representó un despunte para la carrera artística y profesional de Saul Bass. Luego de este éxito sin precedentes, Bass continuó su carrera profesional como ilustrador independiente. Libre y sin las restricciones que limitaban su potencial para proyectar e impactar con las imágenes, Bass desarrolló un nuevo lenguaje simbólico que a sus colegas artistas no les quedó más remedio que imitar. La nueva filosofía pictórica de Bass consistía en representar de manera sucinta y contundente las cualidades esenciales de las películas.

Utilizando el rico recurso del modernismo del arte europeo, Bass supo aprovechar, como ningún otro ilustrador, las técnicas del arte abstracto, incluyendo el collage y los juegos tipográficos del dadaísmo. El resultado fue una serie de diseños emblemáticos que acompañaron algunos de los mayores éxitos taquilleros de la pantalla grande. Los afiches de The Man With The Golden Arm (1955), Anatomy of a Murder (1955), hasta la secuencia de los créditos móviles de la película Psycho (1960) del maestro del horror, Alfred Hitchcock surgen de la mente visionaria de Bass.

Gracias a las innovaciones de Saul Bass, el diseño gráfico ha escrito un nuevo e importante capítulo en la historia y desarrollo del arte. Sus afiches para películas se convirtieron en un manual de estilo del buen diseño, y en fuente de inspiración para las generaciones futuras. Luego de su gran éxito en la industria del cine, Bass desarrolló logotipos para Geffen Records, Hannah Barbera, AT&T, United Airlines, y para su antiguo patrono -ahora bajo un nuevo nombre-, Warner Bros.

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