Less is More: Los Inicios Del Minimalismo

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La historia del diseño le atribuye al arquitecto Ludwig Mies Van der Rohe la famosa frase less is more (menos, es más). Este juicio paradójico se ha convertido en una de las puntas de lanza para toda una generación de artistas. La frase surgió en medio de una fábrica de turbinas en Berlín cuando el joven Ludwig la escuchó de otro gran arquitecto: Peter Behrens. Hasta el día de hoy, la idea contenida en este aforismo sigue reconceptualizando el diseño en todas sus facetas.

Silla Barcelona

El comienzo del estilo minimalista se remonta al Tratado de Versalles de 1919. Durante esta época, la empobrecida economía alemana impulsó a la Deutscher Werkbund, un colectivo de artistas y arquitectos, a emplear su ingenio para construir un nuevo tipo de viviendas con los escasos recursos y materiales que les permitiera afrontar la situación económica del país. A pesar de estas dificultades, las nuevas casas de fachadas sobrias y formalismo geométrico fueron bien acogidas gracias a la influencia y diseño visionario de arquitectos de renombre tales como Walter Gropius y Le Corbusier.

Desde entonces, la simplificación del diseño se convirtió en el criterio principal al momento de fabricar todo tipo de objetos. La calidad del producto dejó de estar asociada a los excesos estilísticos. Al nuevo consumidor del siglo XX no gustaba del uso superfluo de la ornamentación. Demasiados detalles y poca funcionalidad podían llevarlo al punto de perder el interés por el producto. La tipografía Futura de  Paul Renner encarna este ideal minimalista. Sus líneas rectas y legibilidad se ajustaban con facilidad a la velocidad y al frenesí de la vida moderna. Los usuarios no tenía tiempo para decodificar mensajes complejos que entorpecieran el ritmo de un mundo que funcionaba con rapidez.

Volkswagen Beetle 1930

Con este nuevo enfoque, evitar el despilfarro de recursos naturales y el impacto de producción en el medio ambiente se convirtieron en puntos de partida para todo nuevo proyecto. Sin embargo, esto no quiso decir que los productos desmerecerían en su belleza. Por el contrario, los materiales de fábrica se convertían en protagonistas, mientras el artista aspiraba a la creación de un producto estético y funcional. La Mesa Barcelona de Mies Van der Rohe ejemplifica este nuevo ideal. Esta creación de superficie de cristal casi desaparece de la vista del usuario gracias a su ligereza y transparencia. Otros ejemplos de este inicio del minimalismo industrial lo podemos ver en el frasco de perfume Chanel n. 5, la silla en voladizo de Mart Stam, el mechero Zippo de George Blaisdell y el automóvil Beetel de la Volkswagen.

 

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