La ciudad podría percibirse como un gran organismo activo en imparable movimiento y en donde confluyen las realidades más diversas y multidireccionales. Ciertamente, la urbe se configura a sí misma su propia historia. Cada una de las metrópolis cuenta una narración diferente y me parece que la misma es un reflejo de la sociedad que la habita.
Ahora bien y como todo relato que atente contra unas normas básicas de composición, ese espejo puede verse distorsionado. La contaminación visual sería una de las tantas infracciones que cometemos no solo al diseño del núcleo urbano sino a nuestra propia salubridad.

De acuerdo al Dr. José Rodríguez Gómez, catedrático en el Programa de PhD en la Universidad Carlos Albizu, el tema al que referimos en este artículo está relacionado a cualquier cantidad de material que afecte la percepción por parte de quien mira y el disfrute del paisaje, alterando la estética del mismo, e, indudablemente, tiene que ver con la manera en la que se organiza y se planifica la ciudad. Según el experto, en este caso hay una excesiva estimulación visual que provoca problemas en el entendimiento y que a su vez ocasiona confusión.
Como explicó el entrevistado, esos estímulos que recibimos son imposibles de codificar y ello puede generar una cantidad marcada de condiciones como la ansiedad, el estrés y hasta dolores de cabeza. Además — y por ejemplo lo que se conoce como contaminación lumínica — puede alterar el ritmo circadiano y el ser humano comienza a tener trastornos del sueño.

Así como se perturba el hábitat y se quiebra el equilibrio de la naturaleza, tal como señaló Rodríguez Gómez, la contaminación visual puede suscitar distracciones peligrosas que culminen en accidentes. También, comentó que muchos letreros tienen colores sobreestimulantes que pueden desencadenar efectos psicológicos.
Contaminación lumínica
Por su parte, el arquitecto licenciado Ricardo Álvarez-Díaz describió a este tipo de contaminación como el exceso de luminaria fuera de los parámetros adecuados que puede afectar de una manera u otra el medio ambiente. Esto sucede tanto dentro de las casas como fuera, por ejemplo, con los carteles luminosos. El también profesor aclaró que la contaminación lumínica es capaz de poner en peligro la vida de las personas como cuando están conduciendo y la cantidad excesiva de luz les impide guiar con seguridad.

El socio principal de la firma de arquitectura y diseño de interiores Álvarez-Díaz & Villalón, que “se dedica a diseñar arquitectura e interiores energéticamente eficientes y sustentables”, conversó hasta de las implicaciones ecológicas. Entre las mismas se encuentra la modificación de la vida marina y el ecosistema en general. Puso por ejemplo la alteración en la migración de las aves, la anidación de las tortugas marinas y la bioluminiscencia. Asimismo, apuntó que el tema de la contaminación visual está atado a los excesos. Según Álvarez-Díaz, hay que ser cuidadosos y reconocer que los excesos son perjudiciales.
De otro modo, quien además es escritor, comentó que existe legislación al respecto para establecer controles, pero que el problema radica en la fiscalización de la misma. Se refiere entonces a la Ley Núm. 218 del año 2008 para el Control y la Prevención de la Contaminación Lumínica y el Reglamento número 8786, aprobado por la Junta de Calidad Ambiental.
El nombrado arquitecto recomendó la utilización de medidores de luz en los hogares y que si se usa luminaria exterior en las casas, la misma vaya dirigida al suelo y no hacia arriba. Los sistemas de detección de movimiento también ayudan a la conservación de energía.
Epílogo
La metrópoli es para muchos el entorno diario en el que nos manejamos constantemente. Al igual que se habla continuamente de la contaminación por desperdicios sólidos, no podemos dejar pasar que cualquier contaminación, que no es otra cosa que una corrupción de los principios salubres, amenaza la obtención de una vida urbana plena. Sueñe por un momento en el lugar ideal en el que le gustaría vivir. Ahora, haga lo posible por crearlo.
Puede acceder a www.alvarezdiazvillalon.com.