Incubadora de empresas e industrias creativas en Mayagüez y el diseño de nuestro llamado de vida

Nos habituamos a la existencia que nos hemos programado por razones diversas. Y es comprensible que con el transcurrir del incesante tiempo sea tanta la costumbre y el hábito que no pausemos para reflexionar si lo que hacemos corresponde a nuestra vocación natural. Pero, como siempre tenemos la libertad de cambiar de viaje, la vida nos obsequia múltiples maletas para elegir nuestra suerte y propio rumbo.

Indudablemente, la palabra “pasión” no protagoniza muchas de las entrevistas que he realizado; es por ello que escuchar a Silvia Aguiló me provocó en cuestión de minutos una especie de reflexión acerca de mi ejecución diaria. Quien fundara la Incubadora de empresas e industrias creativas en Mayagüez, comentó con espíritu vivaz el propósito social de dicha organización. Según la emprendedora, no solo se inserta este modelo en el desarrollo económico del país sino que apunta a la puesta en valor del trabajo de los creativos y colabora con los mismos para que puedan vivir de lo que les apasiona. De esta manera, es claro que, tal como mencionara Silvia, el proyecto aporta a la autoestima colectiva e individual, a través de una plataforma empresarial y un centro de investigación y desarrollo. 

Creada desde una base académica, la incubadora surge a consecuencia de un posgrado virtual que tomó Silvia en políticas culturales y gestión cultural, brindado por la Organización de Estados Iberoamericanos y la Universidad Autónoma Metropolitana de México. Como parte de su trabajo universitario, debía diseñar una iniciativa que respondiera al país de origen. Así que la gestora, con más de veinte años de experiencia, desarrolló la incubadora, teniendo en mente a Mayagüez porque ya el municipio se destacaba en la tradición de incubadoras en otros sectores, además que reconocía que el capital intelectual era inmenso. Por su parte, el municipio respondió favorablemente, otorgando al proyecto un espacio y el ofrecimiento de hacerse cargo de los costos básicos. El progreso ha sido tal que la incubadora se mudará a otro edificio para continuar sus labores que comenzaron con mesas redondas en las que se reunían personas de diez industrias creativas para conversar sobre sus necesidades, retos, logros y aspiraciones. “Ese año fue sumamente enriquecedor para el proyecto académico”, confirmó la entrevistada, quien agregó que, aun cuando los miembros se reconocían como parte de un gremio, había un desconocimiento general de la realidad de un sector propiamente establecido.

“Nos dimos cuenta que podíamos unir a creativos con científicos”, sostuvo Silvia, por lo que la incubadora tiene “una relación estrecha e importante con el Recinto Universitario de Mayagüez (RUM)”. Actualmente, la plataforma empresarial cuenta con dos modalidades: recursos intramuros y recursos extramuros, aunque no descartan en un futuro la modalidad virtual.

Foto suministrada

Luego de señalar que son tan esenciales las primeras fases de introspección y creativa de los emprendedores como la de producción y comercialización, la fundadora enfatizó en los aspectos de bienestar personal e innovación. “Mediante las mesas redondas, nos percatamos que para el emprendedor creativo es más importante la calidad de su producto que el ingreso y que no están dispuestos, en su mayoría, a arriesgar la calidad”, puntualizó.

En relación al bienestar, la incubadora mantiene una alianza con la Universidad Carlos Albizu, recinto de Mayagüez, para ofrecer a los participantes herramientas relacionadas al “mindfulness”, la resiliencia, la inteligencia emocional, entre otras. Asimismo, el RUM les colabora, permitiendo el acceso a profesores y estudiantes, y a los laboratorios.

Por su parte, los proyectos referidos se benefician del Fondo de Investigación y Desarrollo con una aportación inicial de veinticinco mil dólares que otorga el municipio y un pareo de veinticinco mil dólares del Fideicomiso para Ciencia, Tecnología e Investigación de Puerto Rico.

“Nos gustaría que nuestros servicios estimulen a romper las barreras de la distancia”, expresó Silvia para asegurar que todo emprendedor creativo de cualquier región de la isla puede beneficiarse de los programas: el programa de inmersión, “A tu ritmo” que propone un coaching individual, el de investigación y desarrollo en los laboratorios del RUM y “Vínculo creativo” para los egresados.

Posterior a nuestra conversación, quedé pensativa. Siempre hay una chispa inspiradora que permite reconsiderar nuestro performance de vida. Yo, por mi parte, hice lo propio y ahora más que nunca estoy segura y decidida de ejercer mi pasión-vocación. Le invito a seguir su llamado.

Para información, puede comunicarse con Silvia Aguiló al 787-432-5018 o escribir a aguilosilvia@gmail.com.

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