Éxito, fracaso y esperanza: Las infinitas posibilidades de nuestra marca personal

Puede sugerirse que la existencia es un camino transitado para buscar nuestra definición. Todo sobre cómo nos proyectamos hacia los demás, cómo nos manejamos en la privacidad y la identidad que afianzamos como propia construye el ser que somos. Claramente, por el ejercicio dinámico que es la vida ese símbolo que hemos creado y que nos representa tiende a cambiar con el transcurrir del tiempo. Sin embargo, se me ocurre pensar que la esencia de cada cual se mantiene intacta. De manera que a lo largo de las etapas que experimentamos vamos edificando una imagen o un sello personal mediante los cuales nos reafirmamos ante los otros; hemos establecido así nuestro espacio en el mundo.

Como gestores de nuestra realidad concebimos un andamiaje completo que nos moldea y nos presenta de cierta forma frente al observador público. Al leer sobre la diseñadora estadounidense Iris Apfel puedo reafirmar la capacidad que tenemos para crear una actitud que constituya nuestra marca. Ingeniosa y versátil, Apfel se destaca como un ícono de la moda. Al parecer, le produce un cierto grado de sorpresa que luego de tantos años ejerciendo su profesión sea en la vejez cuando ha alcanzado su mayor fama. Sin duda, la tenacidad con la que construimos nuestra personalidad tiene efectos a largo plazo.

Entiendo de esta manera la razón por la que esta figura fue la inspiración para el taller Imagen de la diseñadora moderna: proyección y arreglo personal que llevó a cabo 90GRADOSº en el espacio The Wind en The Tile Shop. “Yo he podido observar que tenemos algunas herramientas que no utilizamos. Rechazo la palabra crisis. Puerto Rico tiene muchas salidas”, sostuvo el director de 90 grados, Eliezer Torres Ojeda, durante la apertura del evento el pasado miércoles y que se transmitió por “livestream”. De este modo dio inicio la actividad que reunió a diseñadoras de interiores que por tres horas aproximadamente participaron de la iniciativa que contó con la presencia de la emprendedora creativa y diseñadora de joyería Ruby Dávila, la consultora de imagen y diseñadora de modas Rebeca Tiago, y la estilista y maquillista Cristal Garamendi.

¿Cómo queremos ser recordados?, fue la pregunta que lanzó Dávila para estimular el pensamiento sobre la forma en la que nos proyectamos. Según la creativa, esa actitud que reflejamos debe ser consistente y aseguró que mientras más auténticos somos, mejores seremos recibidos. Por su parte, Tiago expresó que “descubrirnos es difícil; es un proceso” y añadió que “es tu responsabilidad cambiar los estereotipos”. Asimismo, manifestó que estar “abiertos al cambio es esencial”. En la última parte del taller, Garamendi habló acerca de la importancia del nombre profesional que cada uno está formando, del respeto y el amor que se debe tener hacia la carrera escogida y de la “fuerza” que debemos otorgar a esa marca personal.

Finalmente, en una entrevista aparte con la psicóloga clínica y astróloga Veroshk Williams, se propuso un cuestionamiento o un planteamiento que formula la posibilidad de que la situación sociopolítica nacional obstaculice que representemos adecuadamente el rol que apoya nuestra carrera profesional y la autogestión. “Dada la visión del inconsciente colectivo todo lo que está ocurriendo (a nivel sociopolítico) tiene un conglomerado de información”, apuntó Williams para explicar las polaridades con las que convivimos. De acuerdo a la experta, mientras hay un arquetipo del fracaso en el que se perciben dificultades económicas e imposibilidad de progreso, por ejemplo, existe otro que es el de la esperanza. Tal como explicó Williams, se estructura una respuesta automática hacia la superación cuando algo no funciona. Así que al mismo tiempo que se sugiere una debacle (a nivel estatal) se desarrolla un impulso a nivel individual de echar hacia adelante. De esta manera se ve cómo la microeconomía, lograda a través de la autogestión, fomenta a la macroeconomía. Como dijo la entrevistada, la respuesta natural de buscar el éxito dependerá de tres elementos: el estado anímico, las experiencias pasadas en torno al fracaso y la esperanza, y las creencias que cada quien tiene y ha recibido mediante la educación o la familia.

Todos tenemos un lugar en este vasto espacio llamado universo. Solo debemos erigir uno que sea para nuestro bien y el de la sociedad, sobrepasando cualquier límite individual o colectivo.

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