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Esta insistente manía de ser feliz o cómo salvarnos a nosotros mismos

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«Habito una fragilidad que no se rompe. Un cuerpo submarino. Una púgil de lágrima dura. Una columna que es electricidad y telón de sombra. Una melancolía a su aire. Un dolor brioso, al que le tiemblan los pies, mas no la embestida sensible contra sí mismo. Una niña a la que metieron prisa para ser gigante, aun cuando no había aprendido a crecer. Un ala ancha, suave como la contención, y una caricia en la herida del abrazo. Un pecho, un tronco, un centro indómito, una cabeza salvaje. Hay fragilidades férreas. Engañan.»
Renia Fermaint Rosa

¿Ha jugado alguna vez a mirar por un caleidoscopio; ese tubo en cuyo interior hay espejos que proyectan formas repetidas? Yo juego con eso todo el tiempo, o más bien mi cabeza, que se inclina constantemente a volver e insistir en los mismos pensamientos intrusivos una y otra vez. Pude pensar que nací poco virtuosa, con un daño irreparable que me separaba de los otros como en un destierro inevitable. Luego de pasar años y años tratando de entender, sometida a diversos diagnósticos y tratamientos, me confirmaron que el Trastorno Obsesivo Compulsivo vive en mí o yo vivo en él; no lo sé. Lo que realmente conozco es mi impulso vital por salvarme, muy particularmente a través de la creatividad y el arte, y mis constantes aspiraciones por existir a plenitud.

Por ello cuando supe del estreno del documental puertorriqueño Esta insistente manía de ser feliz, realizado por Producciones Zaranda, dirigido por Mariel C. Marrero y editado por Freddie Rodríguez, sentí el llamado urgente de observarlo y escucharlo detenidamente, anoche, mientras todos los protagonistas estaban presentes en sala. Llevado al público durante el Festival de Cine Internacional de San Juan, este proyecto presenta fragmentos de las experiencias de vida de cuatro artistas locales, intercalados con la mirada profesional de psicólogos y psiquiatras acerca de las condiciones de bipolaridad y esquizofrenia, y testimonios de amigos y familiares.

Ivonne Belén. Foto suministrada.

Como si de un encantamiento se tratara, estuve el tiempo que duró la proyección entre un asentimiento sobre lo que contaban los artistas, unos refrenados deseos de llorar y una identificación total con los seres que se atrevían a hablar acerca de lo que para muchos aún sigue siendo algo que se debe acallar. «Se requiere mucho valor para una figura pública admitir que tiene una condición de salud mental como bipolaridad o esquizofrenia, por las ideas o estigmas que la gente crea. Por eso realizamos el documental, para que la audiencia pueda ver cómo debemos liberarnos de los estigmas de la locura, de ser bipolares y esquizofrénicos, para enfatizar que son seres humanos que pueden llevar una vida sana, normal, independiente, productiva, con una perspectiva humanista y de cara a los retos colectivos y personales», declaró Marrero.

Glenn Monroig. Foto suministrada.

Así, la cineasta y escritora Ivonne Belén, guionista del documental junto a la directora, la actriz Sully Díaz, el cantautor Glenn Monroig y el poeta y artista plástico Francisco Morales Eró narran con sinceridad la verdad que ha caracterizado sus vidas. El dolor, las pérdidas y la hipersensibilidad, por nombrar algunos de los temas expuestos, se complementan en el documental con la presentación de parte de sus creaciones y experiencias artísticas. Estos seres, versados en su arte y cada cual respetando su propia esencia y estilo, comunican sin tapujos sus miedos, sus crisis, sus formas de apreciar la vida y sus condiciones; en fin, las vivencias, las caídas y los despertares. Visualmente, la proyección rezuma arte; por lo que podemos apreciar cuadros icónicos y poderosísimos en metáforas de Vincent van Gogh o El grito de Edvard Munch. Asimismo, la audiencia se ve inmersa en un universo estéticamente muy poético.

Francisco Morales. Foto suministrada.

Indudablemente, esta pieza documental es inmensa en su capacidad comunicadora para romper los esquemas sociales que pretenden echar a un lado y al olvido a las personas que convivimos junto a una condición de salud mental, como si nos intentaran desaparecer. Estas son las voces que se elevan para recuperar el espacio digno que nos corresponde. Por mi parte, siento un agradecimiento conmovido hacia todas las personas que trabajaron en este proyecto.

Solo queda salvarnos a nosotros mismos, resucitar de entre las piedras, volvernos ave que resurge del apocalíptico dolor. Apoyémonos. Qué nadie se sienta solo o sola en momentos de vulnerabilidad. No juzguemos. Entendamos. Amémonos con la compasión y el entendimiento de que todos somos merecedores de lo bueno. Como dicen los sabios: el amor es la medicina.

Esta insistente manía de ser feliz se presenta hoy, domingo, 3 de septiembre a las 2:45 p.m. en el cine Fine Arts en Miramar.

 

www.estainsistentemaniadeserfeliz.zaranda.com

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