Nuestro entorno es compuesto por las estructuras construidas por el hombre y por el ecosistema natural. Usualmente asociamos las edificaciones como aquellas que son el producto de la intervención del hombre. No obstante, la mano humana ha manipulado mucho de esa naturaleza con el fin de adaptarla a sus deseos, concepciones estéticas y necesidades. De esta manera es indiscutible que la existencia del hombre carga y modifica la naturaleza y, por ende, es necesario que asumamos posturas responsables al hacerlo. Esa responsabilidad comienza con la etapa de planificación y diseño. Es en este preciso momento que los roles del arquitecto, el diseñador urbano, el planificador y el arquitecto paisajista cobran increíble importancia ambiental y cívica. Son ellos los responsables de proponer esas intervenciones humanas sobre nuestro ambiente natural y edificado.
El arquitecto Andrés Mignucci se halla consciente de esas diversas escalas, su relación y la importancia de postrar una mirada holística a la hora de diseñar todo proyecto que busque potenciar esa relación entre la naturaleza y el ser humano responsablemente. El también urbanista presentó su más reciente ponencia titulada Demópolis: El derecho al espacio público, el pasado miércoles 14 de agosto. La misma fue ofrecida en la Escuela de Arquitectura de la Universidad de Puerto Rico como parte de una iniciativa del Instituto Americano de Arquitectos, conocido como AIA por sus siglas en inglés. Cónsono con el título, el diseñador expuso su visión de una ciudad interconectada para el área metropolitana de nuestra isla. Su plan fue presentado como mosaico que unió hábilmente obras propias junto a proyectos claves diseñados por otros autores que juntos hilvanan una propuesta de circuitos de transportación peatonal y vehicular público que aprovechan la infraestructura existente, reaviva o reapropia aquellas abandonadas y propone desarrollos futuros que refuercen estos lazos.

El diseñador exhibió su dominio del tema urbanista a través de anécdotas de experiencias profesionales. Cada obra fue enmarcada en el contexto histórico cuando fue propuesta y cómo los precedentes, que de una manera u otra produjeron el contexto físico, influyeron o inspiraron su diseño. Los temas de historia fueron presentados con suma fluidez como producto de sus investigaciones académicas y vasta experiencia en la cátedra de las profesiones de la arquitectura y el urbanismo. La conferencia fue un manjar para aquellos hambrientos de ver la área metro suburbana convertirse en ciudad. No cabe duda que Andrés se encuentra en ese momento cuando un maestro domina su profesión manifestándolo así con facilidad y gracia.

Lo que los presentes pudieron concluir es que el hombre es un ser social y como tal, no puede existir separado. Lo más importante que nos comunicó el Fellow del AIA y profesor de la UPR es que el desarrollo de nuestro entorno no puede funcionar con espacios desconectados que producen una ciudad inaccesible donde las personas no pueden interactuar. Si se anhela a una ciudad funcional, es necesario construir esas conexiones que acerquen el hombre a la naturaleza, a su patrimonio construido y facilite las interacciones interpersonales, aceptando la necesidad de transitar en vehículo, privilegiando la transportación pública en masa y defendiendo el derecho del peatón. Con su presentación, Andrés Mignucci nos invita a reconocer, celebrar y continuar los pasos positivos que hemos dado como sociedad hacia la creación de la ciudad puertorriqueña y nos recuerda que aún queda camino por recorrer.
