El arte en sí es un agente de poder colectivo de resistencia ante las convenciones sociales que limiten el empoderamiento del pueblo y un vehículo de manifestación contra todo aquello que se considera injusto. Ahora, imagino a todas ellas y a todos ellos en una labor minuciosa, detallada, dando pequeñas puntadas, con sus manos dedicadas como principal instrumento de confección. Y cuando lo recreo en mi mente puedo ver con cuánta dadivosidad se entregan por horas a un quehacer que evoca con sencillez, maestría y hermosura un episodio funesto de nuestra realidad social: la violencia.
Así, Bordados por la Paz, proyecto que comenzó en México por la iniciativa del poeta Javier Cicilia, mediante el colectivo Fuentes Rojas y el Movimiento por la Paz con Justicia y Dignidad, estampa en tela los nombres de las víctimas de la violencia cotidiana. Y ya, desde el año 2012, Puerto Rico se ha unido a la tarea de visibilizar a aquellos que no deben ser olvidados.
“El colectivo llegó a nosotros gracias a la profesora de Hunter College, Marithelma Costa. La profesora Costa formaba parte de Bordados por la Paz Nueva York y pensó, acertadamente, que era un proyecto que Puerto Rico necesitaba”, expresó Jessika Reyes Serrano, portavoz del colectivo en la isla.

De esa manera, el grupo que se reúne aquí empezó bordando los nombres de mujeres asesinadas por sus parejas y las víctimas de crímenes de odio por ser parte de la comunidad LGBTT. Posteriormente, Bordados por la Paz Puerto Rico decidió hacer visibles a todos aquellos que son asesinados. “Narramos en pañuelos, con hilo color rojo, cómo fue la muerte de la persona, el lugar y la fecha en la que sucedió. También plasmamos en pañuelos, con hilo color verde, la historia de las personas desaparecidas”, explicó Reyes Serrano y agregó que: “en su mayoría, son mujeres víctimas del pensamiento machista de sus parejas”.
Posterior a la primera exhibición del colectivo en la isla en la Convención Nacional de Amnistía Internacional en Cayey, ha continuado realizando exposiciones en plazas, museos, parques, festivales, playas, marchas y escuelas. Por su parte, Reyes Serrano, quien es maestra en el sistema público de enseñanza, compartió el proyecto con sus estudiantes, primero en la Escuela Intermedia Ángel Sandín Martínez en Vega Baja y, hoy en día, en la Escuela Superior Ladislao Martínez Otero.

“Bordados por la Paz Puerto Rico continuará creando conciencia. Dará énfasis en las plazas públicas porque es un espacio común del pueblo. También continuará asistiendo a escuelas e integrando a jóvenes que, a corta edad, ya han sufrido los estragos de la violencia”, declaró la entrevistada, quien continuó afirmando que: “seguiremos transformando el dolor en un grito de justicia”.
Finalmente, la maestra puntualizó que el arte de bordar requiere paciencia, tiempo, dedicación y concentración, además de un ánimo de desapego, ya que al terminar el bordado ese pañuelo pasa a manos del colectivo. “Para mí es muy terapéutico”, dijo Reyes Serrano para culminar invitándonos a todos a unirnos a este proyecto porque tal como ella manifestó “cada vez que ocurre un asesinato no muere solo la víctima sino todo un país”.
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