Poetas en Marcha y la poesía que lucha 

Atreverse a escribir, como acto de rebeldía contra las injusticias, es otorgarle a las palabras el sitial que merecen. Porque la escritura, más allá de un acto que se aprende como necesidad comunicacional, es un oficio de símbolos y metáforas que organizan no solo el pensamiento individual sino el colectivo. Ahora bien, cuando la ejecución escritural es obrada desde una conciencia muy despierta, los efectos pueden ser revolucionarios en cuanto a transmutadores, transformadores. Claramente, las letras son un mecanismo sociopolítico y cultural. 

“Creo que el arte y, en nuestro caso, la poesía puede contribuir a esa defensa del pueblo o de lo que algunos llaman patria, que para mí es lo mismo”, sostuvo el fundador de Poetas en Marcha, William Pérez Vega. “(…) Nuestra poesía toma partido: estamos a favor de los desposeídos y las desposeídas. Somos partícipes de las luchas del pueblo. Como expresión, la poesía debe reflejar esa realidad. Por eso la vemos como una herramienta más para la justicia social”, comentó quien por 34 años trabajó como maestro de educación elemental en las escuelas públicas de Comerío.

De esta manera, el escritor, con veinte libros publicados, explicó que la raíz del colectivo surge de la lucha contra el cierre de las escuelas y, a partir de ahí, se ramifica hacia otros temas como, por dar unos pocos ejemplos, los derechos de la mujer y la comunidad LGBTT, la paz en Vieques, la defensa del ambiente y la excarcelación de los prisioneros políticos. “La compañera Eva Ayala nos lanzó el reto para continuar con este tipo de actos. Entonces nos reunimos, inicialmente, Marioantonio Rosa, José Ernesto Delgado, Marta Emmanuelli, Eva L. Ayala Reyes y yo”, afirmó el entrevistado como evocación del grupo que germinó la iniciativa.

“Concebimos la poesía y el arte como un instrumento para promover el cambio social. En ese sentido, nuestra poesía recoge el sentir, las necesidades e intereses de diversos sectores. Nuestra opción es por los pobres, los marginados y las marginadas de cada día, que constituimos la gran mayoría”, puntualizó William. Y añadió que: “Nos parece muy bonito escribir sobre el paisaje, la gente y sus necesidades, el amor, los árboles, el río o las flores. Sin embargo, nos damos cuenta de que precisamente todo eso sobre lo que escribimos está bajo el asedio y el ataque de los grandes intereses. Por eso nos parece que si queremos seguir escribiendo acerca de esos temas, es imprescindible también asumir su defensa. Si no actuamos, nos vamos a quedar sin recursos, sin la gente, sin la flor, el río o el paisaje; sin eso que precisamente constituye el escenario para todos los amores”.

Según el también autor de cuentos, ensayos y monólogos, Poetas en Marcha, conformado por numerosos escritores y artistas, ha logrado recuperar el espacio de la poesía de compromiso y conciencia social, inclusive realizando actos de desobediencia civil contra la Junta de Control Fiscal, entre otras actividades destinadas a la protección y el bienestar del pueblo.

No hay conclusión que pueda resumir un proyecto social como este, que se mueve en avanzada a cada instante sin rendirse ante los avatares. La escritura y, por ende, la poesía nunca serán derrotadas.

Imagen suministrada
Fragmento del poema “Seremos poetas”, de William Pérez Vega

Quiero un verso que sangre en las paredes,
que diga sudor en las pieles del trabajo,
salte sobre el miedo y destroce las fronteras
hasta ser caricia en el rincón de la tormenta
como un torrente de pasos hacia el alba,
que conspire cada minuto para cruzar el infinito
e invente composta de dioses derrumbados,
que traspase vendavales hasta el final del viento
y sepa decir “te quiero” en todas las lenguas,
que junte todas las miradas en el centro del arcoíris,
que grite en medio de la frente a los opresores
que no les tenemos miedo
y nos convoque hasta la justicia,
porque solo entonces seremos poetas.

 

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