Las conozco hace años. Sé de la entrega con la que inspiran su diario vivir, de la forma en que materializan sus pasiones. Pero como todo en este vasto universo, siempre hay algo por redescubrir, por revelarse, y así ocurrió mientras conversaba con ellas por separado.
No obstante, la historia de estas dos mujeres es el reflejo de la narración de muchas y de todas las que conformamos el gran círculo femenino; un símbolo geométrico que es receptivo a la inclusión de los hombres, con los que damos forma a la inmensa tribu humana.
Y es que escuchar a Carmen Sánchez Alicea y Tania Rosario Méndez, incluso en su adultez joven, es rememorar la sabiduría ancestral, esa que vuelve a la raíz, al principio de todo cuando solo (y tanto) éramos humanos sin distinciones o clasificaciones divisorias. Hablo aquí de la génesis, de lo primigenio, de la misión de amor para la que fuimos hechos.

Vuelta de tuerca o cuando el destino sorprende
“Fue verdaderamente un accidente; no era mi plan de vida estar en el arte”, sentenció Carmen.
Ella, que había querido viajar el mundo y que laboraba como azafata, cumplía años en el funesto día del 11 de septiembre de 2001. Dos de los aviones de la línea aérea en la que trabajaba fueron usados como proyectiles en el atentado que ya todos conocemos. Ahí su existencia cobró otro sentido. Regresó a su isla borincana luego de haber residido en Chicago y, en esos momentos fortuitos que regala la vida, terminó asistiendo a un ensayo de una obra de teatro social del director Joset Expósito. Aunque de ninguna manera se consideraba actriz, supo que no tenía nada que perder y de ese modo parece que lo supo también la vida porque la escogieron para ser parte de la puesta en escena. Tal como afirmara, incluso con todos los cuestionamientos que le fueron surgiendo acerca de su nueva vocación, fue un agraciado accidente que la llevó a descubrirse.
“El arte en este momento de mi vida es un vehículo, algo que verdaderamente canaliza la sanación. Tiene todo que ver con sanar. Esa siempre fue la razón por la que me sentía atraída al arte”, manifestó la actriz que ha realizado numerosas presentaciones de teatro social, ya que como expresó más que el aplauso o el dinero que pueda recibir, su búsqueda tiene un propósito mayor.
Certificada como doula, Carmen comentó que el embarazo y el parto son ritos antiguos y sagrados que lamentablemente se han trastocado, por lo que hay una alta tasa de “cesáreas innecesarias”, por ejemplo.
“Ha sido una experiencia muy enriquecedora. Es el milagro más hermoso que uno pueda presenciar”, dijo y, aun no siendo madre, la artista confiesa que la labor que realiza le ha permitido adentrarse a ese universo de la maternidad de quienes llama “hermanas”. “Es hora de entender que nuestro cuerpo es sagrado”, expuso para explicar que es necesario diseñar un plan de parto en el que no se violenten los derechos de las mujeres y sus niños, y que resurja ese “enamoramiento entre la madre, el bebé y el padre”.
Como alma ansiosa de saberes y ante la inquietud que le provocó presenciar lo que ocurre en los hogares, en las familias, con las mujeres embarazadas, decidió también certificarse recientemente en sanación sensual somática. “Cuando hay un trauma en la niñez, si no se llega a sanar, (la persona) presenta una serie de síntomas o enfermedades de las que no puede explicarse su origen”, indicó para agregar que “más allá de una pastilla que nos quite el dolor, sanar es más profundo que eso”.
Fundadora de EspiritArte, desarrolló un concepto que tuvo mucha acogida: Arboladas, a través del cual los actores (que representaban un árbol específico) presentaban monólogos, danzas y poesías dramatizadas para comunicar el mensaje de la protección y el amor hacia la Madre Tierra. “EspiritArte surgió porque voy entendiendo que si el arte no tiene espíritu, no me interesa”, apuntó.

Esta maravillosa mujer, que ha participado de diversos ritos espirituales como la danza de la luna, la danza del sol y la búsqueda de visión, conversó acerca del momento crucial que estamos presenciando. Con lo sucedido en la reserva indígena Standing Rock en la que sus aguas se veían amenazadas por una compañía petrolera, Carmen afirmó que la profecía del Cóndor y el Águila se está cumpliendo. “Todas las naciones indígenas del mundo tuvieron representantes allí y grupos indígenas que no se hablaban se reconciliaron”.
Actualmente, Carmen asiste al Hospital Pediátrico en Centro Médico para presentar cuentos dramatizados a los niños mediante su personaje de hada “Librélula”, con la intención de expandir este proyecto a otros hospitales. Asimismo, participa y dirige algunas sesiones del Círculo de la Palabra, en el que se reúnen mujeres como una red de apoyo para hablar todo tipo de temas.
“Yo pienso que la mujer es tan importante, tan sagrada, y nos toca a nosotras recordar eso”, finalizó Carmen no sin antes añadir que “nuestro útero es un espacio oscuro donde se gesta la luz”. Para esta artista, madre es la que tiene hijos y madre es también la que origina ideas y sueños de paz y abundancia.

“Lo que la vida me ha puesto en el plato”
Aun cuando se crió en una familia deportiva, Tania recordó que tanto su padre como su madre siempre han tenido un gran aprecio por la cultura puertorriqueña. Egresada del Departamento de Drama con una concentración en Historia de la Universidad de Puerto Rico, recinto de Río Piedras, se vinculó con el colectivo teatral Agua, sol y sereno, iniciativa de Pedro Adorno y Cathy Vigo. Aproximadamente para el año 2000, fundó su compañía Teatro Inestable. “Siempre me mantuve trabajando temas con enfoques no tradicionales como asuntos políticos, de género, de derechos y la comunidad LGBTT”, expresó.
Además, Tania, actriz en el cortometraje El cielo de los ratones, trabajó un proyecto de historia oral con las personas de la tercera edad hasta desarrollar una metodología y producir un documental. Con dos documentales a su haber: Entrando al círculo de la memoria, del cual a su vez se produjo un libro, y Piedras, memoria de un río urbano, y la creación de otro libro, en este caso a la espera de ir a imprenta, titulado Cuando las mujeres hablan, los proyectos Mujer cambiante y Círculo de la memoria han sido en los que más tiempo y energía ha puesto en los pasados años.
“Mezclé mis inclinaciones artísticas, poéticas, sociales y políticas, y de educación popular”, mencionó Tania. Según la creativa, Mujer Cambiante supuso darse cuenta que colectivamente no se han creado espacios saludables para acompañar a las mujeres en todas sus transiciones. Siendo un proyecto multidisciplinario y también como doula, ofrecía un enfoque particular de trabajar con arquetipos que empoderaran a la mujer y la familia.

Hoy en día, esta increíble mujer funge como directora ejecutiva de Taller Salud, una organización sin fines de lucro que originalmente surgió como un colectivo feminista para reclamar los derechos de las mujeres a vivir sin violencia y derechos sexuales y reproductivos. Actualmente, Taller Salud, ubicado en Loíza y que expande sus ofrecimientos al área noreste del país, brinda servicios psicológicos y de mediación de conflictos, además estará proponiendo diálogos comunitarios y búsqueda de soluciones.
“Yo me alegro mucho de haber decidido tener hijos. Es un camino parecido a un laberinto, avanza y retrocede. Es muy estimulante”, enunció la madre de Sol, de 4 años, y de Ilán, que cumplirá 12 años próximamente, y recordando a su primera bebé que falleció.
Para Tania, quien se siente alegremente responsable por esas dos vidas, ser madre representa tener disponible “tu mejor versión”. “Es muy divertido verlos crecer”, dijo.
Sobre sus pasiones, la artista, la madre y la gestora social considera tener la dicha de poder trabajar en lo que le gusta y enfatizó en la importancia de comprometernos a integrar todos esos yo que somos, en el sentido de lograr cumplir todas esas inquietudes vivenciales.
“Yo estoy comprometida con mis deseos y con lo que la vida ha puesto en mi plato”, culminó.

Nota breve de una mujer a otra
Unas han tomado la hermosa decisión de tener hijos, otras hemos optado por otros rumbos también maravillosos. Que esta ocasión que conmemoramos hoy sea el inicio anunciador de un nuevo tiempo en el que las mujeres nos reunamos a sanar y a vivir a plenitud. Con esta acción sanarán no solo nuestros descendientes sino los hombres. Recordemos que somos la gran familia humana.