Cuentan que la existencia está colmada de encuentros a los que — quizás — no sabemos comprender hasta que pasado el tiempo nos percatamos que la esencia humana está hecha tan minuciosamente que el azar queda desprovisto de su preeminencia. A ella la saludé por vez primera a través de una llamada telefónica y unas semanas después supe algo de la historia que la habita también mediante el artificio del celular. Hay algo — o todo — en su relato experiencial, en la textura de su voz y en su prodigiosa diligencia y amabilidad que la convierten en una persona cercana aun cuando no nos hemos topado de frente. En un instante hablaré de su arte, o ella lo hará.

Ciertamente, tanto ella como yo revisitamos la expresión artística día tras día como una suerte de salvamento. Y en ese lugar protegido nos hemos encontrado cada quien narrando las propias huellas sobre el pantano, a veces quebradizo, otras, impulsor de nuevas anécdotas vitales. «La vida me cambió justo cuando iba a comenzar la universidad», dijo mientras yo me resguardaba detrás del temple del auricular. Era el año 2011. Le diagnosticaron cáncer: sarcoma sinovial en el hombro derecho. En ese tumulto de espejos que se caen, la vida la redirigiría a su verdadera pasión. Así y luego del dificilísimo proceso de ser trasladada a Boston para recibir tratamientos especializados y quedar con movimiento limitado en su brazo, pasó de la idea de estudiar ciencias de la computación a cursar arte con especialidad en pintura, en la Escuela de Artes Plásticas y Diseño de Puerto Rico (EAPD).

«El arte sutura las cicatrices emocionales, transforma, libera y da sentido a la vida. Conecta con las emociones del ser humano para que desde ahí se exteriorice lo que se está sintiendo y viviendo. Pienso que el arte es la cura de la humanidad», resumió la artista Keyshla Marie De Jesús, quien recientemente se graduó al presentar La belleza de lo mortal, su proyecto de seminario y tesina.
Definitivamente, dicha instalación escultórica no sólo es producto de horas de investigación sino que conversa acerca del corpo-psique de la creativa. «Quise hacer una obra plástica sobre mi experiencia, pero no muy literal», comentó para mencionar su labor investigativa. «Busqué todos los documentos de mi diagnóstico y entrevisté al patólogo Dr. Miguel Noy», dijo para añadir la observación del proceso en el que se confirma un diagnóstico de cáncer.

Con la utilización de telas, Keyshla imitó los tejidos internos del cuerpo cuando las células cancerosas lo atacan. Asimismo, representó esas células; la patología total del cáncer. Pero lo que ella no había imaginado es que fuera a encontrar en su dolor algún tipo de hermosura. «Pude observar cómo algo que es tan dañino es hermoso en colores, formas…», sostuvo.
Así, la artista — quien se encuentra en remisión del cáncer y que labora actualmente en la EAPD — reconoce el llamado que le hace la vida. «Mi misión como artista es exponer otra perspectiva en el mundo del arte, fusionando las ciencias de la salud con las artes plásticas. Más allá de mi experiencia personal, acciono a exponer la realidad del proceso de una enfermedad desde su origen interno-externo hasta buscar la posibilidad de convertirlo en arte. Al igual, educar y crear conciencia de cómo el arte puede ser un agente catalizador y terapéutico ante cualquier proceso que enfrente el ser humano. Busco la belleza en lo mortal».

Fundadora de la Asociación de Estudiantes Arte-Sanación de la EAPD — que integra a la comunidad universitaria a la colectividad fuera a través del arte — Keyshla sabe que el arte es de todos y para todos; «no juzga (refiriéndose al arte) y una vez lo expresas, se va el miedo».
La belleza de lo mortal se exhibirá hasta el 1 de septiembre en el Museo Antiguo Arsenal de la Marina Española, en el Viejo San Juan. Los visitantes pueden acceder a la misma en el horario de nueve de la mañana al mediodía y de una a las cuatro de la tarde.
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