La comunicación es inherente al ser humano, para lo cual hemos creado una amplia variedad de sonidos, formas, códigos, gestos, símbolos, figuras y el uso de colores con el fin de comunicar. Esta comunicación puede tener diferentes pretensiones ya sean familiares, sociales, comerciales, religiosas o políticas. En el proceso participa un comunicador, la decodificación y un lector o receptor. El arte ha sido unas de las herramientas preferidas por los humanos para comunicar, desde antes de conocer el concepto arte hemos dibujado, pintado o tallado para registrar experiencias, nuestra presencia y existencia; y el entorno o inquietudes. Antes de la palabra escrita, se presentó la imagen como texto narrativo. El arte de Eliani A. Parrilla Rodríguez procura conjugar una simbiosis en el proceso de la comunicación, expresando su propuesta e inquietudes usando como herramientas el texto y la forma, desde una perspectiva plástica. Ese amor por la palabra se inspira en la poesía, y la artista expone que su obra “se inspira en la poesía concreta y la poesía visual, en específico Esteban Valdés, Barbara Kozlowska, Giulia Niccolai y el arte de Luis Camnitzer”.
En su trabajo hilvana varios medios como la escritura, lo digital, lo gráfico y lo plástico del arte. Nos presenta forma, color, líneas invisibles de conexión, ritmo y movimiento. Con esto, la artista ha logrado construir su estilo, presentando una factura consistente. Con un discurso claro en lo sustantivo como en la forma. Su rol en la educación es perceptible en sus piezas, las cuales llevan un mensaje directo, claro, sin rodeos ni ruidos, de impacto, como botones que detonan una reacción intelectual tan pronto entra su obra en contacto con el receptor, con el espectador. Como expresa la artista, “Mi trabajo artístico proviene de la búsqueda de la operación de percepciones que ocurren en nuestra mente y cuerpo para procesar la información. Cuestiono las formas de conocer el mundo desde la formación de los universos simbólicos establecidos como control social hegemónico colonial, capitalista y patriarcal”.
Eliani A. Parrilla Rodríguez construye formas con las palabras, como lo hace la poesía concreta. La artista quita lo estático del texto en su estructura y lo convierte en un objeto dinámico, en acción, movimiento y expresión. Se apropia del género poético y de la digitalización, evidencia de su contemporaneidad, consciente de la penetración social y comercial que los medios y la propaganda hacen, para maximizar el recurso a favor de su propuesta y su crítica, así lo expone al comentar que, “La percepción de la realidad en la era digital implica un cambio en la experiencia de recibir información visual constante, es necesario un cambio de percepción en donde se alteren los puntos de vistas y los sistemas de valores habituales”.

En la obra Coquí, el fondo verde apela a la naturaleza, donde la emblemática figura de la fauna puertorriqueña convive con cada puertorriqueño. La artista escribe la palabra coquí en diferentes formas, apropiándose del ritmo y el cántico del anfibio endémico de nuestro espacio territorial. En la psiquis puertorriqueña está grabado un coquí, su figura y su canto, imagen que se fortalece mientras más distante en tiempo y espacio está el boricua de su tierra. Cántico que despierta melancolía, felicidad, romanticismo. Sólo escribe coquí, y eso es el detonante de toda una descarga emocional.

La obra Colonia, un término de carga emocional política en Puerto Rico. Barril de pólvora que provoca explosivas e implosivas discusiones, conflictos, luchas, identidad partidista desde los happy colony hasta los anticolonialistas. Conflicto de identidad social y nacional vinculado a la historia puertorriqueña. Una palabra que de por sí puede ser un aroma, un referente de la historia en otras culturas o un conflicto de la cosa geopolítica atendida en la Organización de las Naciones Unidas (ONU). La artista sólo expone una palabra, consiente de su pretensión y su efecto multidireccional, no comenta nada adicional, sólo “Colonia” y el espectador reacciona desde su perspectiva y su marco de referencia. Esta variada reacción es alimentada al seleccionar múltiples colores en la palabra, los que pueden adjudicarse a partidos políticos, sin mencionar a ninguno por su nombre. La artista usa la semiótica cromática con el rojo, el azul y el verde de las fuerzas partidistas tradicionales, y las nuevas oferta partidistas pueden identificarse con los violetas, amarillos y negros. Sobre la palabra, construye trazos de líneas curvas y rectas en forma de borrones o cancelación, que bien puede ser una crítica a la falta de carácter de las instituciones partidistas y la mayoría de la población para resolver y atender la indefinición colonial nuestra.

En Paisaje, maneja la forma y la sustancia para provocar diálogo y razonamiento. No hay árboles, ni ríos, ni cielos. Sólo palabras, que en su composición se puede inferir un sol, cuyos rayos son lanzados con diferentes expresiones, líneas construidas por mensajes para provocar reacciones, impactar al espectador así como lo hacen los rayos del sol. Son saetas, lanzadas con intención y honestidad intelectual, que pueden educar, concientizar al lector o despertar inquietudes. En la parte inferior construye el horizonte, tanto en forma literal como figurada. Un excelente juego de forma y sustancia, donde incluye el color como parte de su composición, fondo violeta con letras amarillas, un juego de colores complementarios, infiriendo la viveza del ojo cargado de la luz caribeña. Paisaje es una rica apropiación que la artista ha hecho de la poesía concreta al arte visual.

Abya Yala, pieza donde la palabra se coloca con intención de construir la figura de su propia esencia o significado. Como género literario es una bella poesía concreta, como propuesta plástica es una composición donde la sustancia y la forma fluyen, el ritmo de la pieza invita a viajar por todo el continente. Las palabras han formado la imagen de las Américas, el nuevo mundo para los Europeos, América del Norte, Centro América, Sur América y el Caribe. Los Kuna, pueblo originario de Colombia y Panamá, usaban Abya Yala para referirse a todo el continente americano, significa Tierra Madura, Tierra Viva o Tierra en Florecimiento.
La composición es una rica muestra del uso del elemento impreso digital estructurado en imagen. El nombre es un referente a las propuestas recientes intelectuales de conciencia nacional y la idiosincrasia de los pueblos ya existentes en Abya Yala a la llegada de los Europeos.
La artista ha utilizado el amarillo como color de fondo en la pieza, y esto puede ser un referente a uno de los elementos más universal en el territorio americano, el amarillo, que desde el norte hasta el sur de América es de uso común. Tanto para los Mayas como para los Incas, el color representa el maíz, la cosecha y la doctrina del Pachamama. “K’an, k’aán o q’an” significa amarillo en el idioma maya y “q’ello o qillu” es amarillo en el idioma quechua. Para los Maya el sur es el amarillo “q’an”. El espacio donde reposan los bienes materiales, necesarios para la existencia útil del ser. El amarillo simboliza las cosechas, donde están las cosas que podemos ver y tocar, es donde nace la lluvia. Por otra parte el blanco y el amarillo, en el mundo maya expresa la dualidad, pues de acuerdo al libro sagrado Popol Wuj, los huesos del ser humano fueron hechos de maíz blanco y la carne de maíz amarillo. Para los Incas, el amarillo “q’ello” es la representación de la energía y la fuerza “ch’ama-pacha”. Es la expresión de los principios morales del hombre andino. Es la doctrina del Pachakama y Pachamama. La dualidad “chacha-warmi” son las leyes y normas, la práctica colectivista de hermandad y solidaridad humana. El amarillo está relacionado con el sol, el oro, el poder y nobleza, un color energizante.
Su obra está trabajada consiente e intelectualmente, cada palabra en sus piezas tienen un profundo significado, pero abierta a la interpretación y reinterpretación. La selección de palabras en su obra procuran tocar emociones y sentimientos, son palabras que provocan reacciones colectivas e individuales. Los pensamientos, recuerdos, melancolía, tristeza, alegría, añoranza, lugares, vivencias entre otras experiencias registradas en nuestras memorias que están vulnerables a ser despertadas por estímulos externos. Eso nos pasa al escuchar una canción, sentir un olor, ver un color, leer o escuchar una palabra. La artista, consciente de eso, selecciona palabras que provocan reacciones, palabras como Coquí, colonia, paisaje y Abya Yala (América) tocan la esencia, el alma del ser boricua, que desde lo local lo extrapola a lo global. Estas palabras son parte del discurso y el pensamiento diario puertorriqueñista, que en un crossover sutil rompe con el insularismo, colocando el tema en el ámbito global.
Eliani A. Parrilla recibió una mención honorífica tras participar de la primera edición de la convcatoria “La Individual” por la Asociación Internacional de Críticos de Arte (AICA) en Puerto Rico. La artista Natalia María Centeno López, actualmente exhibe en la Galería SPACE, en Galería San Patricio como ganadora del concurso con su muestra “Cohabitar”. La misma estará disponible hasta el 30 de julio del 2022 de martes a sábado en horario de 12 p.m. a 6:30 p.m. Para más información puede llamar al 787-397-6395