Cultura es un concepto tan vasto como la humanidad. Hay maneras de la existencia, del ser, que no pueden medirse. Y aunque se propongan ciertas formas de evaluación y valorización, siempre quedarán fuera de esas reglas aspectos socioculturales inmateriales.
Tal es el caso de la reciente celebración de Campechada, llevada a cabo del 4 al 6 de mayo en Mayagüez. «Es muy importante que se entienda que en Campechada hay un elemento intangible, hay ganancias no contabilizables del proyecto», sostuvo Mariana García Benítez, gerente general del evento que se ha realizado durante los pasados siete años por el Instituto de Cultura Puertorriqueña (ICP). Por ejemplo, las conexiones que se dan entre artistas que crean entre ellos alianzas para futuros diálogos e interacciones son inmensurables. Igualmente, las reacciones totales del público — aun cuando actualmente es más viable su captación gracias a las redes sociales — no son cabalmente cuantificables.
De modo que entre algunos de los datos sí medibles, la entrevistada aseguró que, incluso cuando Campechada 2017-2018 no fue tan multitudinaria como las anteriores celebradas en el Viejo San Juan, ha sido una gran noticia las ventas alcanzadas por los comercios del área. Mientras el 71 por ciento de éstos tuvo un aumento en ventas, el 34 por ciento de los artesanos afirmó haber vendido más allá de sus expectativas, y el 48 por ciento de los artistas plásticos vendió según sus expectativas. «Podemos demostrar que este tipo de evento promueve la economía y que vale la pena la inversión en la cultura», dijo García Benítez.

Con más de 500 recursos culturales, grupos artísticos del área oeste, como Mayagüez, Quebradillas, Yauco y San Sebastián, compartieron tarima y comparsa. Asimismo, tuvo participación internacional desde República Dominicana y México, y hubo la Feria de Artesanía Puertorriqueña y la Feria de Artistas Plásticos.
Mientras que se dieron reacciones de agradecimiento también las hubo de molestia por dos hechos específicos: haber movido la sede del evento de San Juan a Mayagüez y por no haberle dedicado Campechada a un artista plástico. Acerca de lo primero, García Benítez puntualizó que el director ejecutivo del ICP, Carlos Ruiz Cortés, tuvo la visión clara de que la cultura debe ser accesible para todos los puertorriqueños. Por su parte, homenajear al educador, político y escritor Eugenio María de Hostos — “el Ciudadano de América” — tuvo sus detractores, no por la admirada y respetada figura de este humanista puertorriqueño sino por no haber sido un artista de la plástica como se había reconocido en los años anteriores. Sin embargo, la gerente general de Campechada declaró que, aun cuando entiende cómo se creó esa percepción errónea y la respeta, dicha actividad fue pensada desde sus inicios como una manera de celebrar a una figura de la cultura puertorriqueña, en su aspecto más amplio.

Finalmente, este proyecto multidisciplinario — como lo identificó García Benítez — tiene entre sus proyecciones «continuar viajando por los diferentes pueblos», seguir con fechas parecidas a las de este año para evitar que se afecte por la temporada de huracanes y extender las horas de la Feria de Artistas Plásticos.
Indudablemente, la cultura — más allá de los factores medibles — es aquello que se va creando entre los seres que les permite la forma innata de expresarse y moverse entre los conocimientos y los quehaceres artísticos y sociales. Sin cultura, la sociedad sería letra muerta.
www.facebook.com/Campechada
Foto de portada: Monólogo “Hostos vive”. Suministrada.