Fernando Abruña: Profundo como el planeta

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“Para un edificio sostenible, la belleza no es algo superficial. Es tan profunda como el planeta”.

Dicen que no es fácil ser sexy en el trópico. Pero ser verde no es tan difícil, al menos en cuanto a construcción y diseño de edificios se refiere. En una casa tropical, casi todo se puede resolver con el sistema solar pasivo, tal y como el arquitecto Fernando Abruña ilustra en su famoso libro Fresco Gratis que escribió en 1980. No en balde se le conoce como el Padre del Movimiento de la Construcción Verde en Puerto Rico. Con motivo de la Semana del Planeta Tierra, nos sentamos a conversar sobre lo que se ha logrado y lo que falta por lograr para una vida 100% sustentable. 

Caminando por la adoquinada Calle San Sebastián en San Juan, llegué a la casa rosada de Abruña. Allí me recibió en su estudio de arquitectura que tiene con su esposa, Margaret Musgrave. “Ella es la que corre el show”, me dice. De vez en cuando, su perrita Greta nos echaba un ojo a ver si nos robaba una caricia.

Desde sus años de estudiante, Abruña era uno de esos pioneros que entendían el impacto de la construcción en la naturaleza. “Durante la época del Peace & Love, que fue la época en que yo estudié, existía el amor por la naturaleza pero desde una perspectiva subjetiva. Quienes defendíamos esas visiones y esas estrategias, éramos los ‘pelús y los barbús’. Los marginaban y los soslayaban como si fuera algo de la contracultura. Pero hoy en día ya no es así. Ahora forma parte de la discusión esencial de la cultura, de la tecnología y del diseño. Y yo creo que se debe principalmente a que el enfoque, más que visceral y de amor a la naturaleza, se convirtió en uno científico”.

Hoy en día el impacto de la construcción y mantenimiento de edificios sobre el medio ambiente cuenta con sistemas de medición y de certificación como Energy Star o LEED (Leadership in Energy and Environmental Design o Liderazgo en Energía y Diseño Ambiental) del US Green Building Council (USGBC, o Concilio Americano de Construcción Verde). Abruña fundó el Capítulo del Caribe del USGBC. Por supuesto, estos sistemas de medición no son perfectos y tienen muchas incongruencias para que apliquen a construcciones en el trópico. Pero por algo se empieza. La visión corporativa de estas instituciones le dio seriedad a la imagen pública de la sostenibilidad y la construcción verde.

“Cuando se discuten problemas de sostenibilidad, los tres pilares son: la gente, el ambiente y la economía. Antes, cuando empezó el Building Council, era: la economía, el ambiente y la gente. Y yo recuerdo, como fundador del capítulo del Caribe hace 11 años atrás, que tenía estas discusiones por email. ‘Miren, ustedes lo tienen al revés. Primero debe estar la gente, después el ambiente y después la economía’. Y entre los lemas que tenía el USGBC era ‘Build green, everyone profits’ (Construye verde, todos nos lucramos). Y yo les decía, ‘¿Por qué no dice Build green, everyone wins?’ (Construye verde, todos ganamos). Esa visión ha ido cambiando, pero ha sido difícil porque cuando se habla de cambiar el mercado se piensa solo en la parte económica. No obstante esta crítica que estoy haciendo, si no hubiera ocurrido la creación del USGBC, quizás no hubiéramos adelantado lo que hemos logrado hasta ahora”, explica.

Le comento que este tema me resulta curioso porque el que no conoce o no quiere escuchar la importancia de la sostenibilidad en el diario vivir no entiende el sentido de urgencia de usar con respeto los recursos naturales que usamos hasta que le afecta el bolsillo.

“Claro, eso yo la viví en carne propia. Una anécdota que no se me olvida es que hace 15 o 20 años atrás estábamos proponiendo un techo verde para una casa. El costo por pie cuadrado de techos naturales era cerca de veinte dólares, era descomunal. Y el cliente me decía, ‘Oye, Abruña, por ese precio yo puedo ponerle mármol a toda la casa y todavía me sobra dinero’. Y le dije, ‘Sí, pero el mármol no te va a resolver todos los problemas que te resuelve el techo natural, como menos tubería para escorrentías, menos uso de aire acondicionado’. Pero no lo pude convencer. Ahí perdí esa pelea. Pero evidentemente la gente lo ve así. Lo mismo cuando yo hago excursiones a la Casa Ausente, la gente patrocina lo que uno está diciendo y ‘sí, está chévere y bonito’, simpatizan con la idea, pero cuando le digo que no pagamos electricidad ni recibimos factura de agua desde hace 16 años, entonces me dicen, ‘Oye, Abruña, vamos a hablar. Ahora sí que me interesa el tema’. El asunto económico siempre tiene ese peso en la toma de decisiones”. La Casa Ausente es una casa que diseñó Abruña, su casa de fines de semana en Vega Alta, y que produce el total de la energía que consume.

“También hay que poner de nuestra parte. El boricua promedio tiene encendido tres aires acondicionados y cuatro televisores a la vez. El consumo por persona es grandísimo. En Puerto Rico, se puede crear un edificio de dos o tres unidades en tres pisos y la huella del techo da para cubrir su consumo de energía. En Haití, eso es posible en un edificio de 11 pisos, porque su patrón de consumo es bien pequeño. Están acostumbrados a consumir poquito, al ser el país más pobre del hemisferio occidental y hay pocos recursos”. Son esos cambios de conducta, un cambio cultural, el mayor reto que enfrenta el movimiento verde. Los vertederos de la isla tienen pocos años más de vida y los costos de energía cada vez son más altos. La situación en que nos encontramos es crítica, pero no hay sentido de urgencia porque la desconocemos, porque a simple vista no se ve. Por eso Abruña, quien fue profesor de arquitectura en la Universidad de Puerto Rico, hace hincapié en la educación.

“¿Qué otras cosas hay que no son evidentes a simple vista?”, le pregunto. “Antes la gente encontraba los edificios sostenibles feos. En manos de un buen diseñador, eso no es un problema. Sin embargo, aún el edificio más sostenible y feo tiene una belleza intrínseca que no se ve. Por ejemplo, gracias a que es así, una gran cantidad de árboles no fue cortado, un río no fue contaminado, lo que nos permite disfrutar de unos ambientes naturales que no fueron destruidos. Para un edificio sostenible ‘Beauty is not skin deep. Es planet deep‘ (La belleza no es superficial. Es profunda como el planeta). En este caso uno no está diseñando para el cliente, sino para la humanidad. Uno diseña para lo que el planeta necesita. Eso le añade una dimensión sobre la estética. Estos temas filosóficos sobre la belleza son algo que no se discute o se discute muy poco. Generalmente, aún en el mismo gremio, la gente ve este tema (de la sostenibilidad) como algo técnico. ‘Sí, Abruña sabe mucho de la cosa técnica’. Hay que comenzar a cambiar ese discurso porque el tema de la belleza trasciende la apariencia. ¿Qué es un edificio bonito? ¿Qué es un edificio feo? ¿Es un edificio o un adefesio? Es un tema que está en pañales. Debe trascender la discusión académica y traerlo a discusión popular”.

www.abrunaandmusgrave.com

www.lacasaausente.com

Eco-escuela de Dorado. Foto: Cué y López Construction
Eco-escuela de Dorado. Foto: Cué y López Construction
Arquitecto Fernando Abruña
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